viernes, 8 de octubre de 2010

La conservación de restos arqueológicos

Queridos seguidores de Hyperborea Existe, este mes de septiembre pasado ha sido más complicado de lo que esperaba, con varios imprevistos, y me ha sido imposible actualizar antes el blog como era mi intención, os pido disculpas. En esta actualización os quiero introducir a uno de los aspectos más importantes tras realizar una excavación o prospección submarina en la que se rescatan restos arqueológicos: su conservación. La conservación de lo que se quiere rescatar influye enormemente en la planificación de todo proyecto e investigación, ya que requiere de un estudio minucioso de todo lo que se va a sacar, del lugar, de las condiciones a las que han estado sometidos los restos y los medios logísticos disponibles tanto para la extracción como para la conservación.

Pieza de cerámica reconstruida de Italia. No siempre es posible recuperar materiales intactos por lo que es necesario una labor de reconstrucción y conservación para poder devolverlos a su estado original.
La conservación debe ser parte vital de cualquier proyecto arqueológico; esto es especialmente cierto cuando hablamos de sitios de excavación húmedos o submarinos como pantanos, ríos y mares u océanos. En aquellos puntos donde el agua salada esté presente es donde los conservadores encuentran su mayor reto. Este es un problema al que colegas míos y yo mismo hemos tenido que hacer frente durante muchos años y os aseguro que presenta un reto muy complicado de hacer frente.

Los artefactos provenientes de entornos marinos están saturados con sales que deben ser removidas una vez se recuperan los mismos. Además, el ambiente de agua salada acelera los procesos de corrosión de la mayoría de artefactos de metal. Si las sales no son extraídas y los artefactos son tratados de forma descuidada es más que seguro que, con el tiempo, se deterioren y se vuelvan inútiles para su estudio, diagnóstico o bien para su contemplación como muestras de museo.

Incrustación proveniente del sitio de excavación submarino de San Estevan de tres galeones de la flota de plata española (1554 ).Esta incrustación en la que se encontraron dos anclas, un cañón con su soporte y materiales diversos media 4 metros de largo y tenía un peso de 2 toneladas.
Es por ello que antes de iniciar cualquier excavación, el director del proyecto arqueológico debe tener en cuenta los siguientes factores:

  1. Anticipar que va a ser encontrado en el proyecto arqueológico, ya sea con un sondeo, pruebas o una excavación a gran escala.
  2. Ser consciente de los tipos de roturas, corrosiones y degradaciones que pueda tener el material recuperado.
  3. Tener una persona con experiencia en conservación in situ para ayudar con las excavaciones y asegurarse de que los objetos recuperados sean tratados correctamente.
  4. Haz todos los preparativos para la conversación antes de iniciar ninguna operación en la que se puedan recuperar artefactos. Esto implica contratar a un laboratorio existente o bien estableciendo unas instalaciones especiales para el proyecto. Si se decide por esto último, hay que asegurarse de que el laboratorio este adecuadamente equipado y dirigido por un conservador con experiencia en el campo de la conservación arqueológica submarina. Todos los artefactos recuperados de una excavación submarina deben estar siempre bajo control directo de un conservador con experiencia hasta que hayan sido estabilizados.
  5. Siempre tened en cuenta que esto es un proyecto arqueológico, y que un proyecto así no se detiene en el campo, sino que prosigue en el laboratorio. La información arqueológica básica y crucial se recoge tanto en la excavación como en el laboratorio. La información y los registros de tanto la excavación como el laboratorio de conservación han de ser sintetizadas para permitir que los registros arqueológicos puedan ser interpretados correctamente. 
Piezas de cerámica rota de Italia. Cuando se recuperan objetos fragmentados, es importante hacer un registro de cada pieza encontrada y una vez recuperados todos los materiales y que hayan sido estabilizados se pueden iniciar los trabajos de restauración.

Aunque todo esto que he puesto pueda parecer obvio, a lo largo de los años que llevo trabajando en proyectos arqueológicos submarinos he podido contar incontables veces en las que por culpa de no seguir unas premisas tan básicas se han deteriorado o perdido restos de incalculable valor, generalmente por falta de experiencia de las personas al cargo. En mi caso, la correcta conservación siempre ha sido una de mis premisas a la hora de trabajar en proyectos marinos y algo en lo que pongo especial énfasis en ayudantes y colaboradores. El océano es un medio muy corrosivo y es por ello que es complicado recuperar restos antiguos, es por eso que hay que poner más cuidado si cabe a la hora de recuperar cualquier material para no destruir aquello que la naturaleza no ha podido en cientos o miles de años.

Pero volviendo a los métodos de conservación, la mayoría de las veces nos encontramos con objetos en el fondo del mar que se encuentran incrustados debido a los carbonatos marinos. Estos casos esconden un reto aún mayor y deben ser evaluados críticamente para determinar la presencia y condiciones de los metales, materiales orgánicos asociados y cualquier otro material como cerámica o vidrio. Solo una vez que se ha evaluado cada artefacto y se han considerado todas las opciones se debe tomar una decisión sobre cual debe ser el siguiente paso.

Restos recuperados de un navío naufragado en la costa de Maryland, Estados Unidos. Tras la recuperación, estabilización y rehabilitación, las piezas pueden ser catalogadas y preparadas para ser mostradas en un museo.
No quiero alargarme mucho sobre este tema ya que da para muchas actualizaciones, pero quería ilustraros en esta ocasión sobre esto ya que ha sido uno de los principales motivos para estar tan ocupado durante el mes de septiembre y, para que engañarnos, aún voy a seguir una temporada. El proceso de conservación, restauración y catalogación puede llevar mucho más de lo que esperado según el estado de los objetos recuperados y el entorno en el que se encontraran. Esto implica no solo trabajo manual, sino uso de soluciones químicas, uso de rayos X y otras diferentes técnicas avanzadas incluyendo tomografías 3D. Este verano tuvimos la suerte de poder recuperar diferentes piezas del fondo marino que están resultando ser de lo más interesantes e intrigantes a la vez. Espero que podamos terminar pronto con las labores para restaurarlas y descifrar así la historia que escondían en su escondite del fondo marino cerca de la isla de Jan Mayen.

Como siempre agradeceros a todos vuestro apoyo continuado y espero volver a estar con vosotros muy pronto. ¡Hasta pronto seguidores de Hyperborea Existe!


Nota: Agradecimiento al departamento de planificación de Maryland por las fotografías y a la A&M Texas University por su siempre concienzuda labor para la concienciación sobre la necesidad de conservación correcta de los restos arqueológicos.

La conservación de restos arqueológicos

Queridos seguidores de Hyperborea Existe, este mes de septiembre pasado ha sido más complicado de lo que esperaba, con varios imprevistos, y me ha sido imposible actualizar antes el blog como era mi intención, os pido disculpas. En esta actualización os quiero introducir a uno de los aspectos más importantes tras realizar una excavación o prospección submarina en la que se rescatan restos arqueológicos: su conservación. La conservación de lo que se quiere rescatar influye enormemente en la planificación de todo proyecto e investigación, ya que requiere de un estudio minucioso de todo lo que se va a sacar, del lugar, de las condiciones a las que han estado sometidos los restos y los medios logísticos disponibles tanto para la extracción como para la conservación.

Pieza de cerámica reconstruida de Italia. No siempre es posible recuperar materiales intactos por lo que es necesario una labor de reconstrucción y conservación para poder devolverlos a su estado original.
La conservación debe ser parte vital de cualquier proyecto arqueológico; esto es especialmente cierto cuando hablamos de sitios de excavación húmedos o submarinos como pantanos, ríos y mares u océanos. En aquellos puntos donde el agua salada esté presente es donde los conservadores encuentran su mayor reto. Este es un problema al que colegas míos y yo mismo hemos tenido que hacer frente durante muchos años y os aseguro que presenta un reto muy complicado de hacer frente.

Los artefactos provenientes de entornos marinos están saturados con sales que deben ser removidas una vez se recuperan los mismos. Además, el ambiente de agua salada acelera los procesos de corrosión de la mayoría de artefactos de metal. Si las sales no son extraídas y los artefactos son tratados de forma descuidada es más que seguro que, con el tiempo, se deterioren y se vuelvan inútiles para su estudio, diagnóstico o bien para su contemplación como muestras de museo.

Incrustación proveniente del sitio de excavación submarino de San Estevan de tres galeones de la flota de plata española (1554 ).Esta incrustación en la que se encontraron dos anclas, un cañón con su soporte y materiales diversos media 4 metros de largo y tenía un peso de 2 toneladas.
Es por ello que antes de iniciar cualquier excavación, el director del proyecto arqueológico debe tener en cuenta los siguientes factores:

  1. Anticipar que va a ser encontrado en el proyecto arqueológico, ya sea con un sondeo, pruebas o una excavación a gran escala.
  2. Ser consciente de los tipos de roturas, corrosiones y degradaciones que pueda tener el material recuperado.
  3. Tener una persona con experiencia en conservación in situ para ayudar con las excavaciones y asegurarse de que los objetos recuperados sean tratados correctamente.
  4. Haz todos los preparativos para la conversación antes de iniciar ninguna operación en la que se puedan recuperar artefactos. Esto implica contratar a un laboratorio existente o bien estableciendo unas instalaciones especiales para el proyecto. Si se decide por esto último, hay que asegurarse de que el laboratorio este adecuadamente equipado y dirigido por un conservador con experiencia en el campo de la conservación arqueológica submarina. Todos los artefactos recuperados de una excavación submarina deben estar siempre bajo control directo de un conservador con experiencia hasta que hayan sido estabilizados.
  5. Siempre tened en cuenta que esto es un proyecto arqueológico, y que un proyecto así no se detiene en el campo, sino que prosigue en el laboratorio. La información arqueológica básica y crucial se recoge tanto en la excavación como en el laboratorio. La información y los registros de tanto la excavación como el laboratorio de conservación han de ser sintetizadas para permitir que los registros arqueológicos puedan ser interpretados correctamente. 
Piezas de cerámica rota de Italia. Cuando se recuperan objetos fragmentados, es importante hacer un registro de cada pieza encontrada y una vez recuperados todos los materiales y que hayan sido estabilizados se pueden iniciar los trabajos de restauración.

Aunque todo esto que he puesto pueda parecer obvio, a lo largo de los años que llevo trabajando en proyectos arqueológicos submarinos he podido contar incontables veces en las que por culpa de no seguir unas premisas tan básicas se han deteriorado o perdido restos de incalculable valor, generalmente por falta de experiencia de las personas al cargo. En mi caso, la correcta conservación siempre ha sido una de mis premisas a la hora de trabajar en proyectos marinos y algo en lo que pongo especial énfasis en ayudantes y colaboradores. El océano es un medio muy corrosivo y es por ello que es complicado recuperar restos antiguos, es por eso que hay que poner más cuidado si cabe a la hora de recuperar cualquier material para no destruir aquello que la naturaleza no ha podido en cientos o miles de años.

Pero volviendo a los métodos de conservación, la mayoría de las veces nos encontramos con objetos en el fondo del mar que se encuentran incrustados debido a los carbonatos marinos. Estos casos esconden un reto aún mayor y deben ser evaluados críticamente para determinar la presencia y condiciones de los metales, materiales orgánicos asociados y cualquier otro material como cerámica o vidrio. Solo una vez que se ha evaluado cada artefacto y se han considerado todas las opciones se debe tomar una decisión sobre cual debe ser el siguiente paso.

Restos recuperados de un navío naufragado en la costa de Maryland, Estados Unidos. Tras la recuperación, estabilización y rehabilitación, las piezas pueden ser catalogadas y preparadas para ser mostradas en un museo.
No quiero alargarme mucho sobre este tema ya que da para muchas actualizaciones, pero quería ilustraros en esta ocasión sobre esto ya que ha sido uno de los principales motivos para estar tan ocupado durante el mes de septiembre y, para que engañarnos, aún voy a seguir una temporada. El proceso de conservación, restauración y catalogación puede llevar mucho más de lo que esperado según el estado de los objetos recuperados y el entorno en el que se encontraran. Esto implica no solo trabajo manual, sino uso de soluciones químicas, uso de rayos X y otras diferentes técnicas avanzadas incluyendo tomografías 3D. Este verano tuvimos la suerte de poder recuperar diferentes piezas del fondo marino que están resultando ser de lo más interesantes e intrigantes a la vez. Espero que podamos terminar pronto con las labores para restaurarlas y descifrar así la historia que escondían en su escondite del fondo marino cerca de la isla de Jan Mayen.

Como siempre agradeceros a todos vuestro apoyo continuado y espero volver a estar con vosotros muy pronto. ¡Hasta pronto seguidores de Hyperborea Existe!


Nota: Agradecimiento al departamento de planificación de Maryland por las fotografías y a la A&M Texas University por su siempre concienzuda labor para la concienciación sobre la necesidad de conservación correcta de los restos arqueológicos.