Pero no podemos correr, hay que atar todos los cabos para presentar el proyecto lo más sólido posible. Os pido paciencia. Hasta que no hayamos presentado nuestro trabajo no voy a poder desvelaros nada concreto aquí. Aunque lo que sí que quiero hacer es proseguir con mi crónica de como empezó esta aventura, retomando el último capítulo que escribí en mayo de 2011.
Os pongo en antecedentes, estaba enrolado junto con mis colegas Geir Grønvoll y Olve Raaen en una expedición para supervisar el despliegue de un cableado submarino para la empresa Nordic Communications. En una de las inmersiones de uno de nuestros drones submarinos, el Barracuda 1, encontró algo en una misteriosa cueva submarina...
Fumarola volcánica situada cerca de la entrada a la cueva de Niflheim. |
Estaba claro que no íbamos a recibir una respuesta inmediata, pero conseguimos paralizar el proyecto durante una semana para poder recabar toda la información posible y, de ser posible, recuperar alguna muestra con los Barracuda. Nuestros robots submarinos no estaban equipados exactamente para ese tipo de trabajo, pero Olve logró adaptar sus pinzas para poder agarrar objetos y aligeró la estructura lo suficiente para poder cargar con material de vuelta a la superficie.
Render de un Drakkar vikingo. |
Los primeros días nos dedicamos a establecer un perímetro de trabajo para ir limpiando de arena el fondo alrededor de la estructura para poder delimitar mejor su alcance y tamaño. Al cuarto día de trabajo fue evidente que nos encontrábamos con algo muy parecido a la quilla de un barco. Usando la imaginación nos recordaba a la de un barco Drakkar vikingo, aunque salvando las diferencias, ya que esto parecía algo mucho más diferente y, lo más sorprendente, antiguo. Aunque hasta que no hiciéramos las pruebas del Carbono 14 no íbamos a poder determinar su antigüedad real. En ese momento, no podíamos ni siquiera imaginar lo que descubriríamos...
Ilustración de un Drakkar vikingo |
Finalizo aquí este capítulo de mi crónica de Toda historia tiene un principio. Espero poder compartir con vosotros el siguiente muy pronto. Las cosas se están precipitando ahora pero la parte más dura de trabajo ya se ha completado. Estoy agotado pero muy ilusionado. Siento nervios en el estómago al pensar que cada vez está más cerca el día en el que pueda presentar el resultado de mi mayor trabajo e investigación tras cerca de doce años de esfuerzos. ¿Será aceptada? ¿Creará un terremoto en los estamentos de la arqueología? ¿Me tacharán de loco?
Habrá que esperar para conocer la respuesta de esas preguntas. Hasta entonces, agradeceros como siempre vuestro constante apoyo seguidores de Hyperborea Existe. Ya sois más de seiscientos los que me seguís en Facebook. Un abrazo.