jueves, 17 de marzo de 2011

¿Estaba la Atlántida en Doñana?

Queridos seguidores de Hyperborea Existe, hago un inciso en mi relato de 'Toda historia tiene un principio' para comentar un tema de actualidad que se ha propagado hace unos pocos días por todos los medios. Se trata de la polémica sobre la posible ubicación de la mítica ciudad de la Atlántida (Atlantis) en el Parque Nacional de Doñana, en Cádiz, España. Esta información viene apoyada por el recién estrenado documental 'Finding Atlantis' de National Geographic. Hoy quiero profundizar sobre este tema y compartir mis impresiones sobre si se trata de algo creíble o bien no se trata más que una treta publicitaria para tener una mejor promoción.

Imagen por satélite de las marismas de Doñana.  Esta imagen es la que ha originado la investigación de Freund sobre la Atlántida en el Parque Nacional de Doñana. Se pueden observar los círculos concéntricos que podrían haber pertenecido a un asentamiento humano.
Desde que Platón hablara sobre la ciudad de la Atlántida en sus diálogos de 'Timeo y Critias' muchos han sido los que han soñado con la existencia real de esta civilización perdida. De hecho los casos de la Atlántida y de Hyperborea son parecidos, aunque guardan diferencias notables. El primero ha sido mucho más conocido y ha alimentado la fantasía pública gracias a diferentes novelas y películas. Durante años muchos han sido los expertos que han creído descubrir cual fue su localización exacta. Unos dicen que la Antártida, otros que las islas Canarias, otros en el mar Caribe, algunos incluso decían que estaba en Groenlandia. Lo que está claro es que no hay consenso internacional sobre este tema, ya que ni siquiera lo hay sobre si existió realmente o fue solo una invención metafórica de Platón.

¿Pero qué decía exactamente Platón? Pues en 'Timeo y Critia' habla de que hace más de 11.000 años, existía una isla más grande que el norte de África y Asia Menor juntas más allá de las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). En ella habitaba una civilización muy avanzada que disfrutaba de un paraíso de materias primas y metales preciosos, con los que adornaban sus edificios. Esta civilización, los atlantes, tenían avanzados conocimientos de navegación y viajaban por todos los mares del mundo. Según Platón, a pesar de su carácter pacífico terminaron corrompiéndose e iniciaron una expansión agresiva por todo el Mediterráneo. Finalmente, tuvieron que enfrentarse con los atenienses quienes lograron derrotarlos y liberar así a la Humanidad del hipotético yugo atlante.Tras esta derrota, Zeus decidió hundir la isla de la Atlántida como castigo por su corrupción.

Representación gráfica de la Atlántida. Muchos han sido los autores que han realizado ilustraciones sobre como podría haber sido la mítica ciudad de la Atlántida.
 Bien, ¿y qué es lo que dicen en el documental de National Geographic? Pues el documental sigue la investigación de mi colega Richard Freund, historiador de la universidad de Hartford, Connecticut, Estados Unidos. Según él, tras estudiar varias imágenes de satélite de la zona del Estrecho de Gibraltar, Cádiz y Huelva, creyó encontrar los restos de una ciudad circular en lo que hoy es el Parque Nacional de Doñana. Anteriormente ya se habían detectado restos similares en la península Ibérica que dieron que pensar a su equipo sobre el origen de este tipo de asentamientos. Es por ello que Freund propone que los restos circulares de Doñana se tratarían de la mítica ciudad de la Atlántida, que fue borrada del mapa a causa de un tsunami de grandes proporciones.

Rodaje del documental Finding Atlantis. Richard Freund, a la derecha, durante el rodaje del documental para National Geographic.
¿Cuál es mi opinión? Antes de nada quiero aclarar un concepto que creo muy importante, el tipo de construcciones circulares, con canales y formas concéntricas es propio de la civilización de Tartesos, que habitaba en lo que hoy es España y Portugal antes de la llegada de griegos y romanos. Por lo que es importante determinar si este sistema de asentamiento circular es original de los Tartesos o bien estos fueron supervivientes de los atlantes. A día de hoy no hay ninguna prueba que demuestre que fueran descendientes de los atlantes. Por supuesto, todo puede cambiar con las pruebas que se puedan encontrar in-situ en el yacimiento en el que está trabajando el equipo de Freund.

Por el momento, a falta de más datos, me muestro escéptico sobre que realmente esos restos pertenezcan realmente a la ciudad de la Atlántida. Primero por que si tenemos que hacer caso de lo que Platón relató esta se encontraba en una isla más allá del Estrecho de Gibraltar, no dentro de la península Ibérica. Por otro lado, me echa para atrás el hecho de que National Geographic, empresa que respeto por su apoyo a la investigación y conservación, haya promulgado a los cuatro vientos que se trata de la Atlántida sin tener pruebas contundentes de ello, solo con afán promocional.

Representación de la Atlántida de la revista Muy Interesante. Se muestra un mapa con las diferentes localizaciones propuestas para la Atlántida.
No voy a negar que si National Geographic mañana llamara a la puerta para ofrecerme los fondos que necesito para proseguir con mi investigación sobre Hyperborea a cambio de un documental me sentiría profundamente tentado. Pero en ningún caso aceptaría algo así sin poder asegurar firmemente que mis pruebas son 100% fiables. Estos meses estamos trabajando muy duro con el material que recuperamos de la isla de Jan Mayen y de años anteriores. Recopilando todos los datos para poder presentar nuestra investigación en unos meses. Una vez lo hagamos esperamos recibir apoyo institucional y fondos para poder pasar a la siguiente fase para descubrir la verdad sobre la civilización Hyperborea. Os mantendré informados.

Para finalizar por hoy, quiero agradeceros como siempre vuestro apoyo y cariño, es el que alimenta mis energías y las de mis compañeros para seguir avanzando en nuestra ardua tarea.

jueves, 3 de marzo de 2011

Toda historia tiene un principio (II)

Queridos seguidores de Hyperborea Existe, ha pasado más de un mes desde que me dirigí a vosotros por última vez, parece ser que los dioses se empeñen en evitar que actualice más frecuentemente pero tranquilos, que no desfallezco y aunque tarde seguiré manteniéndome en contacto con vosotros a través de este blog, con el único fin de descubrir la verdad. En mi última actualización inicié el relato de como me impliqué realmente con el mito de Hyperborea, hoy os traigo la segunda parte del mismo.

Tal como os adelanté el 7 de junio del año 2000 nos hicimos a la mar en el Blue Sea desde el puerto de Bodø, en el norte de Noruega, mis compañeros del NTNU Geir Grønvoll y Olve Raaen. El primero es un reputado experto en ecosistemas submarinos y el segundo  técnico especialista en robótica aplicada, es decir, nuestro maestro de los Barracudas 1 y 2, nuestros robots submarinos con los que ver de primera mano lo que hay en las profundidades. Yo iba en calidad de experto en arqueología submarina en caso de encontrar cualquier resto en la ruta señalada. En estos casos sucede como cuando se diseña la construcción de una autopista, previamente se tiene que hacer un estudio del impacto en el entorno y de determinar si afecta a algún resto arqueológico.

Esquema descriptivo de los elementos que componen un sistema de cable submarino.
En nuestro caso no esperábamos encontrar nada, ya que la ruta a seguir estaba alejada de todas las rutas marítimas convencionales y no había registros de ningún hundimiento en la zona, pero aún y así la normativa internacional obligaba a comprobarlo. Como os podéis imaginar no iba con muchas expectativas y, de mis compañeros, era el único que no esperaba encontrar gran cosa. Geir era el más entusiasta, ya que esta prospección iba a servirle de excusa para poder observar detenidamente ambientes marinos que de otra forma no habría podido debido a los costes necesarios. Estamos hablando de profundidades que oscilan entre los 1.000 metros y los 4.000 metros de media.

La primera semana fue bastante rutinaria. Nuestra ruta era rumbo norte-noroeste durante unos 1.000 kilómetros, tras los cuales tomaríamos rumbo este-sureste hasta llegar a Islandia. Se había desestimado la ruta directa al este ya que la Nordic Communications esperaba que ese cableado fuera una primera fase a la que seguiría otro que conectaría con Groenlandia. En el punto donde cambiaríamos de ruta estaba previsto que se instalara un interconectador que sirviera de puente entre Islandia, Groenlandia y el continente europeo en el futuro.

Cable submarino. Durante nuestras prospecciones desplegamos centenares de kilómetros de cable de acero de guía. Esta foto fue tomada por el Barracuda 1, uno de los dos robots submarinos que utilizamos durante el proyecto.
Nos despertábamos cada día sobre las 5-6 de la mañana para poder empezar a trabajar justo despuntaran los primeros rayos de sol. Nuestra rutina era la de ir de punto de camino a punto de camino (waypoints), en estos puntos, desplegábamos los Barracudas y hacíamos observaciones del fondo marino y el entorno para estudiar la viabilidad del "camino". Si era así se asignaba un nuevo punto de camino y el equipo de la Nordic Comms desplegaba el cable de acero guía que serviría para desplegar el final cuando terminara nuestro trabajo.

En nuestras observaciones nos centrábamos en diferentes aspectos, fauna local, flora, formaciones rocosas y coralinas y por mi parte, cualquier rastro de resto arqueológico que pudiera haber. El uso de los Barracudas facilitaba mucho la labor, antes de su desarrollo habría habido que ir con trajes presurizados y realizar inmersiones muy peligrosas o, directamente no comprobar in situ, donde se iba a trabajar con lo que se obviaría cualquier daño que se pudiera provocar. Esa primera semana fue bastante tranquila, sin ningún contratiempo como ya os he dicho, las cosas empezarían a ponerse interesantes durante la segunda semana. 

Pero esa parte la reservo para la siguiente actualización. Por hoy esto es todo, no puedo explayarme más ya que mis obligaciones me requieren. Estamos haciendo muchos progresos, cada vez está más cerca que podamos desvelar la verdad tras el mito de Hyperborea.