Mientras que en España las noticias de televisión se hacen eco de que por fin ha empezado el frío aquí en Oslo la cosa está suave, dentro de lo que cabe, estamos ahora mismo a solo -5ºC. A algunos les podrá parecer mucho frío pero por estas tierras estamos acostumbrados a soportar temperaturas inferiores a los -20ºC en los momentos más duros del invierno.
Tenía ganas de volver a Oslo, he vivido muchos años en esta ciudad, la capital de Noruega y empaparme de su espíritu cosmopolita. Hacía ya unos meses que no volvía, desde el verano en el que estuve dos meses por Noruega trabajando en un proyecto conjunto con el Artic Group relacionado con las islas Spitsbergen, Nordaustlandet, Edgeøya y Barentsøya, conocidas también como Svalbard. Un lugar que he visitado en muchas ocasiones en los últimos años y muy importante en mis principales investigaciones.
Pero volviendo a Oslo, quizás la parte de la ciudad que más me guste es la de Nationaltheater. En pleno centro de la capital aúna algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad así como el Parlamento, la Universidad y a pocos pasos está la zona comercial del puerto, donde gente joven y no tan joven pueden ir a comer y tomar unas cervezas.
Para el que nunca haya estado le sorprenderá el ambiente cosmopolita y multicultural de esta parte de la ciudad. Muchos universitarios, investigadores y trabajadores de empresas de todo el mundo se suelen reunir en esta parte de la ciudad para entretenerse. De hecho, en uno de los restaurantes de la zona, el Friday’s es donde conocí a mi actual esposa, una bella española, que fue el motivo por el que ahora paso la mayor parte de mi tiempo en Madrid.
No me extiendo más, aquí ya es hora de cenar y la familia espera. Mañana tengo varias reuniones muy interesantes y espero poder actualizar de nuevo en unos pocos días con una de las primeras piezas de este rompecabezas llamado Hyperborea.
Estoy empezando a leer sus post, me parece fascinante. Un saludo desde Argentina.
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