domingo, 8 de abril de 2012

Toda historia tiene un principio (VI)

Ha pasado ya un buen tiempo desde mi última actualización. Sé que no hay excusa por teneros en vilo tanto tiempo, pero las cosas se han precipitado en las últimas semanas. Parece que mayo será el mes que tanto tiempo llevamos esperando, el momento en el que podremos presentar nuestra investigación y solicitar fondos para completarla. La fecha final aún no está cerrada, pero en cuanto la sepa me encargaré de compartirla con todos vosotros. Una vez que hayamos presentado nuestro trabajo, con todas las pruebas que hemos reunido en todos estos años, por fin podré compartirlo todo con vosotros y haceros partícipes de nuestro descubrimiento completo. Pero antes que eso, quiero proseguir con la historia que dio inicio a todo.

Edificio principal del complejo del NTNU
Como os relaté en la anterior entrada de Hyperborea Existe, el 12 de julio de 2000 regresamos de nuestra expedición con la Nordic Communications. Lo hicimos en un vuelo que tomamos en Islandia, ya que el Blue Sea, se iba a quedar ahí dos semanas por mantenimiento. Cuando llegamos al NTNU (Norwegian University of Science and Technology) en Trondheim, llevábamos con nosotros los restos que habíamos recuperado debidamente sellados para evitar cualquier contaminación ambiental. Como ya dije, a bordo del Blue Sea solo contábamos con un pequeño microscopio con el que poco pudimos determinar. Esperábamos que nuestros compañeros especialistas en el NTNU fueran capaces de encontrar algo que nos diera una pista de que tipo de pecio se trataba y su antigüedad.

En concreto teníamos dos muestras, una de un extraño metal y la otra de una especie de madera reforzada que nunca habíamos visto, ambos con roca y material fosilizado. Teníamos la esperanza de encontrar algún elemento orgánico fosilizado que nos permitiera realizar la prueba del Carbono-14 para realizar una datación de los restos. Para los que no lo sepáis, existen dos métodos principales para intentar determinar la antigüedad de algo, la prueba del Carbono-14, que solo se puede realizar con compuestos orgánicos y la de Potasio-Argón que, lamentablemente, solo se puede utilizar donde haya habido una erupción volcánica.

El laboratorio del NTNU se puso a trabajar con el fragmento de madera que les llevamos. Primero había que tratarlo. Debéis saber que el proceso de trabajo es muy complejo y laborioso, ya que hay que evitar en todo momento la contaminación del mismo. El más mínimo error podría alterar el resultado de las pruebas de Carbono-14, invalidándolas. Es por ello, que pusimos especial atención y cuidado en seguir todos los protocolos y asegurarnos de que la muestra llegaba completamente íntegra e inalterada al momento de realizar la datación por Carbono-14.

Para los que no sepáis en que consiste miraré os dejo aquí la descripción disponible en Wikipedia:

El método de datación por radiocarbono es la técnica basada en isótopos más fiable para conocer la edad de muestras orgánicas de menos de 60.000 años. Está basado en la ley de decaimiento exponencial de los isótopos radiactivos. El isótopo carbono-14 (14C) es producido de forma continua en la atmósfera como consecuencia del bombardeo de átomos de nitrógeno por neutrones cósmicos. Este isótopo creado es inestable, por lo que, espontáneamente, se transmuta en nitrógeno-14 (14N). Estos procesos de generación-degradación de 14C se encuentran prácticamente equilibrados, de manera que el isótopo se encuentra homogéneamente mezclado con los átomos no radiactivos en el dióxido de carbono de la atmósfera. El proceso de fotosíntesis incorpora el átomo radiactivo en las plantas, de manera que la proporción 14C/12C en éstas es similar a la atmosférica. Los animales incorporan, por ingestión, el carbono de las plantas. Ahora bien, tras la muerte de un organismo vivo no se incorporan nuevos átomos de 14C a los tejidos, y la concentración del isótopo va decreciendo conforme va transformándose en 14N por decaimiento radiactivo.
Infografía que explica el proceso de datación por Carbono-14.
La masa en isótopo 14C de cualquier espécimen disminuye a un ritmo exponencial, que es conocido: a los 5.730 años de la muerte de un ser vivo la cantidad de 14C en sus restos se ha reducido a la mitad. Así pues, al medir la cantidad de radiactividaden una muestra de origen orgánico, se calcula la cantidad de 14C que aún queda en el material. Así puede ser datado el momento de la muerte del organismo correspondiente. Es lo que se conoce como "edad radiocarbónica" o de 14C, y se expresa enaños BP (Before Present). Esta escala equivale a los años transcurridos desde la muerte del ejemplar hasta el año 1950 de nuestro calendario. Se elige esta fecha por convenio y porque en la segunda mitad del siglo XX los ensayos nucleares provocaron severas anomalías en las curvas de concentración relativa de los isótopos radiactivos en la atmósfera.
Al comparar las concentraciones teóricas de 14C con las de muestras de maderas de edades conocidas mediante dendrocronología, se descubrió que existían diferencias con los resultados esperados. Esas diferencias se deben a que la concentración de carbono radiactivo en la atmósfera también ha variado respecto al tiempo. Hoy se conoce con suficiente precisión (un margen de error de entre 1 y 10 años) la evolución de la concentración de 14C en los últimos 15.000 años, por lo que puede corregirse esa estimación de edad comparándolo con curvas obtenidas mediante interpolación de datos conocidos. La edad así hallada se denomina "edad calibrada" y se expresa en años Cal BP.
Mientras esperamos a que estuvieran listos los resultados estuvimos centrados en la muestra de metal que extrajimos. Sin duda estábamos ante una aleación que nunca habíamos visto en ningún pecio ni yacimiento. Llamamos a varios colegas expertos en metales y coincidieron con nosotros, no era nada visto hasta la fecha. Íbamos a necesitar hacer más pruebas con un espectrómetro de masas para determinar su composición exacta. Lo que estaba claro es que era un metal duradero y resistente. La verdad es que cuanto más intentábamos profundizar sobre los restos más confundidos estábamos. Por un lado estábamos convencidos de que debía tener una gran antigüedad, entre mil y dos mil años. Por el otro, el metal era demasiado complejo, era imposible que se hubiera trabajado con la tecnología existente hace dos mil años. Ni siquiera con la de hace unos pocos siglos. Ya no sabíamos que pensar, si estábamos frente a un antiguo drakkar vikingo, o bien ante un resto mucho más moderno que nos hubiese engañado por completo.

Carrusel de muestras para la datación por Carbono-14.
Creíamos que el enigma se resolvería con los resultados de la datación por Carbono-14, pero cuando nos los dieron, todo fue una locura. Como ya os he puesto en la descripción de este procedimiento, con el Carbono-14 se puede determinar la antigüedad de una sustancia orgánica de hasta 60.000 años, con un rango de error determinado y que puede ser compensado. Bien, el problema de los resultados obtenidos era que la muestra presentada indicaba tener una antigüedad cercana a los 60.000 años. Estaba en el límite del rango analizable. Pedimos que nos repitieran la prueba, pero nos confirmaron que ya lo habían hecho tres veces. No había error.

¿Nos encontrábamos ante uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de la historia, por las implicaciones que tenía? ¿O no era más que un error o una broma pesada? Lo que teníamos claro es que nuestros superiores en el NTNU iban a ser extremadamente escépticos... Pero esa parte la compartiré con vosotros en la próxima actualización, que será muy pronto.

Muchas gracias por vuestro apoyo continuado, cada vez está más cerca la revelación de la verdad. Tan solo os pido un poco más de paciencia. En cuanto llegue el momento estaré encantado de compartir con vosotros todo mi material. Hasta pronto seguidores de Hyperborea Existe.

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